lunes, 27 de abril de 2015

Testimonios de personas victimas del racismo



Testimonios de personas victimas del racismo

Creemos que es nuestro deber denunciar públicamente un acto de violencia absolutamente injustificada e irracional del que ha sido víctima una persona cercana.Hace unos días, en pleno centro de Madrid, un energúmeno armado con una barra metálica se acercó a nuestro amigo haitiano, el único negro de un grupo de cuatro y, sin mediar palabra, le golpeó en la cabeza, dejándolo medio inconsciente, y dándose a la fuga, ante el horror y estupefacción del resto del grupo.
Nuestro amigo fue atendido adecuadamente en el hospital y la comisaría, se ha recuperado y ha recibido el apoyo de muchas personas. Sin embargo, no queremos olvidar que el incidente ha estado a punto de costarle  la vida y que el agresor puede volver a actuar.
Racismo y xenofobia son dos palabras que hasta hace poco tenían para mucha gente resonancias lejanas. De un tiempo a esta parte son noticia habitual en los periódicos y, lo que es más inquietante, algo que se respira en el ambiente.


El hecho que denunciamos es la forma en que se nos han manifestado más directa y brutalmente estos fenómenos y es el testimonio que aportamos a una sociedad que, amenazada por el avance del monstruo de la intolerancia, debe reaccionar lo antes posible..
Las personas que sufren racismo responden de diversas maneras. Algunas comunidades internalizan los valores del sistema que las oprime. Muchos hindúes de castas inferiores aceptan su condición por creer que han sido moralmente culpables en una existencia anterior. Hasta cierto punto, estas percepciones fatalistas se encuentran también entre las comunidades indígenas de Guatemala, México y Perú. A otro nivel, los niños o mujeres tienden muy particularmente a creer que si sufren discriminación o abusos es porque son responsables o parcialmente responsables del comportamiento de que son objeto.
Otra forma de respuesta de las comunidades oprimidas consiste en aislarse del conjunto de la sociedad que las oprime. A veces se apoyan en una cultura diferenciada, y pueden hacerlo de una forma introspectiva negativa. Esta respuesta también internaliza, aunque de manera distinta, las expectativas del conjunto de la sociedad. Otro ejemplo, es la división de las comunidades minoritarias en las ciudades estadounidenses.
Las culturas minoritarias pueden hacerse opresivas. En el Reino Unido, la comunidad asiática padece considerablemente el racismo, y ha respondido encerrándose en su propia cultura, la cual se ha vuelto autoritaria en varios aspectos. Su reacción se expresa principalmente a costa de las mujeres, a muchas de las cuales se niegan algunos de sus derechos fundamentales. Así pues, como podemos observar uno de los efectos de la discriminación racial en ciertas sociedades es el de reforzar la intolerancia y el autoritarismo en el seno de las culturas oprimidas.
Una respuesta muy diferente a la discriminación racial es la de contenerse. Es decir, las personas optan, a menudo por vivir dentro de los límites y expectativas de la sociedad que los circunda. Un ejemplo de esta respuesta puede verse en la manera en que el deporte se ha convertido en el campo en el que los negros destacan. Muchos grupos que sufren discriminación practican la autocensura, limitan sus propias aspiraciones y permiten que miembros menos capaces de otros grupos se les adelanten, porque reconocen los riesgos que conlleva el competir. El sentimiento semi-consciente, o admitido en privado, de temor e intimidación, que puede no tener causa explícita, rara vez se discute, ni siquiera en el seno de las propias comunidades oprimidas. Es una de las cuestiones que deberían abordar los responsables de formular políticas que deseen atacar de raíz el racismo y la discriminación.
Otra respuesta de las víctimas es adoptar el comportamiento estereotipado que el prejuicio espera de ellas. En la práctica, esta respuesta puede hacerse realidad y atrapar a las víctimas en el estereotipo que han asumido conscientemente. Algunas víctimas de la opresión racial oprimen a su vez a las personas que consideran inferiores. Las víctimas del racismo tampoco son inmunes a las actitudes racistas. En muchos casos, las personas a las que se trata como inferiores parecen sentir la necesidad de encontrar otros sobres las que declararse superiores. Las sociedades en las que esto ocurre no solo se "racializan" sino que desarrollan jerarquías raciales. El racismo y la discriminación caen en forma vertical por todo el sistema, infligiéndose con aun mayor dureza a los más pobres y los más vulnerables. El apartheid fue claramente un sistema de este tipo; también lo es el sistema de castas de la India. La respuesta de los kosovares albaneses tras la intervención militar internacional es un ejemplo reciente. Los grupos oprimidos también contribuyen a mantener el statu quo. Con frecuencia resulta difícil que los grupos oprimidos cooperen los unos con los otros en pro de un interés común y superior. Un ejemplo extremo lo ofrecen algunas sociedades del Caribe en las que la estratificación racial es muy compleja y marcada, y en la que los miembros de piel relativamente más blanca se consideran superiores a los de piel más oscura de la misma sociedad. Una cosa es atribuir culpa, que puede hacerse con razón, pero no se hallará solución a estos problemas mientras las comunidades en cuestión reproduzcan y contribuyan a mantener complicadas distinciones de color y de condición social.

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